martes, 26 de mayo de 2009

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Ya desde su nervadura de animal invertebrado
se dejaba brotar en la honradez de su paréntesis.

Abría y cerraba las hojas del día
Imprimía sellos en la humedad de los cuerpos.

Ellos sin dudar
convertían marejadas en abrazos;
minuciosos trayectos de escamas
parábolas dispuestas antojadizamente
sobre la escarcha de todo amuleto posible.

La lluvia.
Esa bendita lluvia
y la noche que les abría sus dobleces
bajo los párpados.


Fotografía: Felipe Smides
www.flickr.com/photos/felipesmides

lunes, 25 de mayo de 2009

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EL AGUA TEJE UN AROMA










con sus hilos transparentes.

Epistolar


- Me gustan los días así.
- Sí. Los árboles juegan tanto, que el agua los vuelve peces.
- Cuando llueve y cuando no. Cuando el agua es sólo un esqueleto que invita a nadar a todas las sílabas...

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sábado, 23 de mayo de 2009

Pez






Tu nombre
es una palabra aguda
que suma una sílaba a mi verso,
aunque siempre me restes
los adjetivos por tocar.





El fuego en silencio no es tal



Yo leo donde dice:

No sé bien qué será esta esencia tuya,
pero me invade un deseo de amar
lo de afuera y lo de adentro.

Versatilidad


Convertirse en animal de presa, rapiña, cazador. Cambiar el pelaje de acuerdo a las estaciones del año. Una pluma, una escama, una ráfaga pilosa que arde sobre y bajo la paciencia.

Sentirse atraído por la lluvia.
Dibujar un gato cuya suma genere impactos en la pupila; y que el felino, además, llueva.

Ser lo suficientemente naive para sobrecogerse con un mantel rosado, o llorar encima de la butaca del cine. (Buscar pelusitas sobre las películas en blanco y negro).

Escarbar amuletos viscerales; invertebrados en tribu; secuencias descritas en base a una sucesión de hechos.

Enamorarse de todo animal versátil.

(Un pez, un anfibio, un lemur, un jacarandá aparentemente no tienen nada en común, salvo ese ojo que los mira con alevosía. De ahí, la imprudencia de su tacto)

Ley del acento final



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Entonces, me dice que me quede.




(El invierno ya no suena a lugar común)





Marte





A veces
una consonante
de menos o de más
se convierte en el rubor
de la imagen
y la palabra.




Apuntes para la nueva Extimidad

- Desconfianza -> En la palabra, en la existencia física, en la validez genérica del interlocutor. -> La misma ilusión hace desconfiar. Aparece como demasiado perfecto. La construcción que de él / ella se ha hecho. Falta de fe en uno mismo. Exacerbación de la utopía.

- Cambio de sentido. La palabra pierde validez o es modificada. Nueva forma de decodificación del lenguaje y el cuerpo. Influencia del contexto en el proceso de transferencia de información.

- Nuevas formas de definir el Yo.

- Regalo cibernético.

- El cuerpo extinto, mitificado. ¿Cuál es la moraleja? ¿Existe una verdadera taxonomía para identificar las carencias y los hartazgos?

viernes, 22 de mayo de 2009

10 de mayo de 2009


Antes de salir, te llamó la tía Vicky. Le conté, a grosso modo lo del papá de la tía Karin. Sólo me dijo que Dios la amaba, y yo no dejaba de pensar en la Ros. También me comprometí con ella para que te comuniques a la noche, suponiendo que llegas a las 6.

Ojalá el metro no haya ido muy lleno. La gente anda loca por el Día de la Madre. Tú sabes que lo que más me preocupa es que alcances a sentarte.

En el refri quedaron guardados dos croissant de los que trajo la Caro Espinosa. Quería sacarles fotos, pero dudo que alcance. Si quieres comértelos, dale. No hace falta que te cuente que no me agrada demasiado lo dulce.

Me da pena que mañana no vayamos a almorzar, pero entiendo que el velorio fue un acontecimiento imprevisto. ¿Te fijas cómo la vida nos rompe los esquemas? Yo sé que con esto te has puesto a pensar en el abuelo y en el pavor que te produce la muerte. No quiero contarte que yo también lo recordé, como una tirada del Tarot en donde consecutivamente aparecen El Emperador y La Muerte. Pero he decidido no decirte nada, y tratar de transmitirte la paz que invento dibujando gatitos en forma de ocho.

Me gustaría decirte dónde voy, pero prefiero mantenerme al margen. Cualquier cosa, me llamas al cel. Tú tienes el número, ¿no? Yo todavía no lo aprendo de memoria.

Prometo cuidarme.

Almuerza mañana, ¿sí?

Te quiero mucho.

Besitos.

Caro.

(Todavía)




Me llueven tus escamas
de pececito marsupial.

Verbascum Thapsus


Mi madre siempre dijo que la hierba del paño, como si el paño nos absorbiera la mala hierba. / La enfermedad nos untaba sus ampollas en la boca, pero mi madre decía. / Su hierba del paño floreciendo en los rincones de la casa / Las ampollas reventándonos la boca. / La hierba, la madre.

Antes que alcanzáramos a pedirle una hojita, / un corte de género / un lienzo para escribir lo que nos hablaba sobre la hierba del paño y ella, mordíamos las nervaduras. La enfermedad brotaba como la sarna.

Entonces, íbamos al patio y la confundíamos con la Lengua de gato / que es otra hierba / una nueva habla / mi madre decía / cruzas que no hay que confundir / porque lo que cura los bronquios no sirve para el asma y viceversa.

Entonces, las ampollas el paño y ella / La lengua de gato / el ronroneo / la necesidad de definir la aspereza del habla. Porque mi madre decía / a mi madre le crecían hierbas medicinales en todos los rincones de la casa / Hay que saber distinguir / un Dandelion / de la Vira Vira / Porque un Dandelion puede perfectamente / ser un deseo / que los anfibios piden / En cambio el vira vira / se coloca en las tumbas de los muertos / cuando sus deudos / se ausentarán por un tiempo prolongado, y eso el finado lo sabe.

Mi madre siempre dijo que la hierba del paño, como si el paño nos absorbiera la mala hierba. La fiebre. La secuencia. El deseo. La consulta por nosotros mismos. La usurpación del jardín de la madre. Un Dandelion es una matriz para gatitos blancos. El Vira Vira. La Lengua de gato.

Será poderosa el habla después de cocerla a fuego lento. Beberla ampollada. Decir que la madre dice. Continuar su nostalgia de semillas blanqueadas. Como si el paño nos absorbiera la mala hierba.

sábado, 9 de mayo de 2009

Cristalina






Dejar que el otoño
nos muerda
con palabras.




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Figurita coleccionable


La casa quedó muda cuando te fuiste.
Yo le decía a mi mamá que hiciéramos una pileta con pececitos anaranjados, pero ella se acordaba de los gatos. La idea no era tener animales expuestos al zarpazo, sino que nos dibujaran burbujas nacaradas, y de cuando en cuando les lanzáramos pedacitos de langostas disecadas.
Me gustaría decir que tengo fragmentos olvidados, pero he conservado tu partida con el molesto rumor de las primeras veces, que siempre nos musitan su existencia al oído.
Cuando mi abuelo me llevaba a misa, nos entregaban un papelito impreso con los detalles de la homilía. El Domingo es el Día del Señor. A estas alturas, no debería tener mayor implicancia, salvo por ti y el calendario que agiganta este proceso de exposición.
Si te digo que me invento excusas para el salvataje, entenderás por qué no he leído a la Pizarnik ni me siento sobre la maleza para ver cómo atardecen los rubores anaranjados.
El patio es un caos; no por las plantas, sino porque tus lugares se han llenado paulatinamente de polvo. Los primeros días te sentíamos venir con tu ruido de luciérnaga sobre las baldosas. Entonces, abríamos la puerta para darte galletitas o tocarte tibiamente el lomo.
Podría narrar de memoria cómo sucedieron los acontecimientos, aunque tú sabes mejor que nadie cómo nos azotaba el sol ese primero de febrero.
No quiero mentir.
A veces te culpo por desaparecer. Maldigo tu cuerpo y tu pelaje y tus ojos hermosos y tu incapacidad de enfrentar el diluvio. Porque literalmente te llenaste de agua y eso impedía que te alimentaras con normalidad.
Odio mi cariño. Odio no haberte amado más y llamarte incontables veces Panchita, Osito Bello, carita de colibrí.
Lo más triste de todo esto es saber que nunca más vendrás para sentir tu aroma a perrito durmiendo, ni te estirarás como Jedi haciendo ruiditos regalones con el hocico.
La primera lluvia del año quise desentrañarte de tu arcoiris de lava, pero mi madre fue a buscarme y quizo darme un Ravotril. Las cosas con ella han mejorado bastante, no sé si porque sabe que tu ausencia día a día me quiebra un poquito, o porque tu partida le dejó una intemperie aún más profunda que su enfermedad.
Ahora los gatos trazan campos de batalla. Arman fiesta alrededor de tus hijitos de peluche. Es como si se burlaran, Ros. Cómo les explico que verlos duele, y que no tenerte duele aún más.
Yo no sé si fui lo suficientemente explícita cuando vivíamos solas. Es cierto que muchas veces te agradecí llorando, pero quizás faltó un poema por leer o por escribir. O una canción, o un trocito de hielo o dulce.
Cuando fui a Valdivia, logré vislumbrar tus raíces trenzadas con las humedades del Sur. Entonces comprendí que estarías en todos los lugares, pero ni siquiera eso a veces logra convencerme.
En el Jardín Botánico, Arrayanes y Sauces se tiraban dichosamente el pelo. No sabes lo que es sentarse a esperar el advenimiento de un mago, la voz temblorosa de algún quisiera.
Hay tantas cosas que necesito compartir contigo...
Mi madre todavía no aprende a calcular una ración menos al preparar la comida. Pareciera que vas a volver, hambrienta y galopando como caballito ausente. Siempre nos queda ensalada de tomate, o zanahoria, o manzana fuji.
Por acá han aparecido varios perritos callejeros que la Ximena me deja alimentar, sabiendo que eso, de algún modo me permite perpetuarte. Estos meses he sentido que ella comprende mis códigos implícitos.
Hay un perro que me llama particularmente la atención. Es blanco con amarillo y negro. Se acerca con paso de adolescente en plena edad del pavo. El miércoles le dimos legumbres en tu platito amarillo; pero él -más que entusiasmado con el alimento- demostró interés en el pocillo. Tanto, que lo tomó con su hociquito y lo dejó en medio de la calle. Para qué te cuento el desparramo de porotos y tallarines y zapallo. La Ximena se reía y yo avergonzada recogí los señuelos.
El mundo no ha cambiado mucho; sólo que tú no estás y eso me traza una brecha insondable con las conjugaciones verbales.
Una mañana, mi mamá abrió la puerta de mi habitación. Yo fingí dormir. Entonces, fue al living y lloró amargamente mientras revisaba tus álbumes fotográficos. A mí no me quedó otra que mantenerme en posición fetal apretando la almohada contra mis oídos.
Antes de llevarte para siempre a ese hogar que abrimos en tu nombre, me recosté a tu lado en el sofá. Te acaricié tanto que guardé una memoria de huella digital. Para no perder ningún detalle. Para que mis poros conservaran la lucidez de tu tacto. Luego, puse mi lengua encima de la tuya y te cerré los párpados con premoniciones astrológicas. Sentí que así se despedían las verdaderas Magas; y si había un contagio, quería tenerlo, para dibujarme con grafito las iniciales de tu origen.
Me gustaría compartir este otoño contigo y decirte que lo malo va a pasar.
Cada vez que te miré, sentí que venías reencarnada de otra vida. Una persona carente de amor, muy dispuesta a los cariños en azúcar. No sé si cumplí con maravillarte suficiente. Lo cierto es que mis momentos están repletos de instantáneas con tu luz.
Dos semanas antes que murieras, le dije a la Ximena: "Mamá, la Roscala va a morir luego. Vamos a tener que sacrificarla", aunque hubiese preferido vaticinar cualquier otra catástrofe.
El día que nos despedimos, sentí tu abrazo, y que la noche nos iba a quedar grande.
Luego sucedieron acontecimientos indescriptibles: Venían avecitas a cantar sobre tu tumba, encontramos caracoles de mar bajo la tierra que removimos, se secaron las plantas que dormían a tu lado. Una mariposa blanca, enorme, sobrevoló tus juguetes un par de veces y luego emprendió nuevamente el rumbo.
La casa quedó muda cuando te fuiste.
En mi pulpa de sacerdotisa convierto tu ausencia en buena energía. La noche anterior a tu muerte, te dije que estaríamos bien, y necesito cumplir ese pacto.
Los abrazos de mi madre son impagables.
Si vienes en sueños, házmelo sentir. Para tocar tu esencia de figurita nostalgiada y darte tibiamente las gracias.

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Puedo parecer muy tierna
pero jamás seré
un animal
domesticado.

Aunque no esté de moda


Hoy de mí hacia ti
hoy de ti hacia mí
quiero hacerte un regalo viejo
desempolvemos algo,
las pasiones lejanas
algo de aquellos sueños sin ventana.
Vivamos de corrido,
sin hacer poesía.
Aprendamos palabras de la vida.

Desnudémonos, pues,
como viejos amantes.
Que lo mismo de siempre
nos quede delante.
Desnudémonos, pues,
como viejos amantes.
Que se apague la luz
y que el sol se levante.

Te quiero salvar de tu desnudez
en pleno centro de la soledad.
Me quiero salvar haciendo revolución
desde tu cuerpo de cristal.

Algo nos está pasando,
ayer te leí una mano
y cada dibujo al verme me interrogó.

Algo nos está pasando,
ayer apreté el interruptor
de encender la luz
y encendí el sol.

Hoy de ti hacia mí,
hoy de mí hacia ti
vamos a hablar en voz muy baja.

Dime lo que te pasa.
Déjame levantarte.
Déjame darte un beso y curarte.
Vivamos de corrido,
sin hacer poesía
aunque no esté de moda en estos días.

Aunque no esté de moda te pido una mano,
mis entrañas no entienden de estética y cambios
Aunque no esté de moda
repite conmigo:
Quiero amor,
quiero amor,
quiero amor compartido.

Te quiero salvar de tu desnudez
en pleno centro de la soledad.
Me quiero salvar haciendo revolución
desde tu cuerpo por variar.

Algo nos está pasando
un ruido como de pasos
viene en la oscuridad
y se vuelve a ir.

Algo nos está pasando
desde que la gente está empeñada
en quererse amar
y en poder vivir.


(Silvio Rodríguez)

viernes, 8 de mayo de 2009

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Quimera








Un baile para la flor rosada.






Dandelion


Miro de reojo a un gato blanco.
Le soplo el pelaje. Pido un deseo.
Cartas mías llegarán a ti
en forma de pupilas alargadas.

Hibridez estacionaria


Voy a buscarte.
En mi barrio, las calles anochecen antes de tiempo.
(Ya conoces mi abundancia de sueño
y la recurrencia con que la bruma me toca los párpados).
Mayo nos sorprende con cuchillos de luz horizontalizados sobre los cuerpos.
En mayo las calles anochecen antes de tiempo.
Invisible, un puma me muestra los dientes. El rictus facial le enciende la pupila.
Se me eriza la piel de la espalda; pienso en Jackson Pollock y en la bestialidad de la quijada.
Su rugido ensordece los movimientos de mis calles.
Apuro el paso. Aceza en mis pantorrillas.
Una voz femenina me respira en el oído: "No tengas miedo. Está aquí para protegerte. El corazón se fragilizará..."
El felino conviene en acariciarme las piernas contorsionando el lomo.
Puedo verme en sus marcas de celo.
No sé si ronronea, pero se viste de noche para cuidarme las espaldas.
Está entrenado para caminar marcha atrás como si avanzara.
Observa a los transeúntes y los amenaza.
Algo en el aire nos guarda la distancia.
Soy a su lado una evidencia inalterable.
El día claramente nos abre sus compuertas.

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* Ésta es parte de una visión que tuve; no sé si como delirio onírico o certera premonición. Sucedió tal como lo cuento. Caminaba por la calle, de noche. De pronto, la cabeza del puma y la voz: "No tengas miedo. El corazón se fragilizará". Luego, el animal a mi costado. Los transeúntes a años luz. El rugido de la bestia nos hacía invencibles.

Habitar







Mira estas ofrendas
de naturaleza
desinteresada.

Roscala:


La tierra es un barquito de papel
que vuelve tus fronteras


i
n
s
o
n
d
a
b
l
e
s

Salitre


Celar al padre. Hacerlo beber esta sustancia vulnerada. Dejar toda conquista en manos de un tótem. Rezarle por un beneficio retroactivo. (Las manos forman altares que veneran figuritas entusiastas). La madre. Florecer en el reducto que se abre para el nacimiento. Acongojar el estallido inicial. El coito es un big bang que revienta para sí nervaduras calcinadas. El padre. Hablar de amor como envoltorio del exterminio. La madre seduce a la bestia. Inventamos nuevas formas de escribir la A. Asociamos las vocales con lo femenino. (Un beso es aquel instante con que los labios interceptan fragmentos de un vuelo). La corteza del padre lleva cicatrices incendiarias. Las aves recitan oraciones precisas para el entendimiento mutuo. Clamamos al tótem. Invocamos su presencia encima de las tonalidades. Pero la madre. La madre se hace una trenza con pedacitos de placenta previa. El padre es un angurriento del que la hija bebe; una imagen creada a semejanza del baile, porque el padre y la madre danzan encima de brasas que se congelan bajo sus pies. La hija aceza sus agujeros posibles y da a luz. La mañana trae romances antiguos. La mañana viene helada por dentro como si le latiera sólo el sedimento derecho. Entonces, la hija guarda sus dedos en la médula de la mañana. Despierta al padre, a la madre. Los tres revientan en pedacitos de lava.

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Siempre he pensado
que el viento de las películas
trae para sus protagonistas
volantines enmascarados.


Fotografía: Felipe Smides
www.flickr.com/photos/felipesmides

Perfil


Entonces me confiesa
que la música
fue una excusa
para no escuchar
las discusiones de sus papás.

Luego me pregunta
si un baobab
crece como pelusita
al interior
de mi ombligo.

Yo lo miro y sonrío
no sé si triste o maravillada
por sus hermosas formas
de (im)pertenencia.

Intuyo
que va a llover.

(Lo primero que pensé)


Inventar un legajo de palabras contigo
y aprender a decir
si va a llover;
porque en tu tejado
el agua ríe con otra habla
y yo me ovillo
como un gato blanco
que por fin
guarda sus garras.

Llanura




(Hacerme agua
en la abertura
de tus hemisferios)

Pelaje de Mago


Después de mirarnos a los ojos
hilvanaba cuentas;
repetía incesantemente que debíamos huír
porque la sobrevivencia
continuaba del otro lado de los árboles.

Nosotros insistíamos en adivinar
la sensualidad
con que sus caracolas
nos modificaban el tacto.

Entonces, él se estiraba como heráldica en pleno apogeo
adivinando nuestros recovecos
con su pupila de hermoso visionario.


Fotografía: Agustín Navarra
www.flickr.com/photos/mifotosintesis

Poiquilotermos


Dormían del mismo lado de la cama
Descubrían los pliegues en sus prendas de vestir
A veces escuchaban jazz
Fotografiaban animales cautivos
La infancia les daba insomnio.

(Él la tildaba de histérica
Ella lo catalogaba de poco serio)

Vivían a kilómetros de distancia
Lloraban en los cines
Soñaban amarse sobre una cama deshecha
Ansiaban despertar bajo los cuerpos
primero él;
después ella.
(Uno encima y debajo del otro
como orugas asoleándose
para disfrutar la faena)

Él la increpaba con poemas prestados
Ella lo pensaba tras un molino enamorado

Se frotaban las palmas de las manos
Limpiaban sus casas una vez al mes.
Juntaban agua en palanganas
Bebían té con la justa medida de azúcar.

Se vestían de octubres profusos
Tenían curiosidad por los ritos esotéricos.
Despertaban pensando
en la ambigüedad
en el acento
en la manera de acicalar
a sus mascotas postergadas.

Y sin embargo
insistían en convencerse
de que eran diametralmente
opuestos.

Lo inevitable:


Decir que nos gusta lo dulce. Mirarnos la nervadura pilosa y decir que sí cuando llueve.
Pensar siempre en las formas de venerar las singularidades escarchadas.
Sobreadjetivar el gesto, el roce, la constancia con que la vida nos unta.
Negarnos a la histerectomía o continuar como benditos estériles.

jueves, 7 de mayo de 2009

Nada se compara a ti


Podría abrazar a todos los chicos que veo
pero sólo me recordarían a ti

Fui al médico
Adivina qué me dijo
Dijo "querida, deberías divertirte
No importa lo que hagas,
él es un tonto
Porque nada se compara;
nada se compara
a ti"


miércoles, 6 de mayo de 2009

....

Lo que me gusta de tu cuerpo es el sexo
Lo que me gusta de tu sexo es la boca
Lo que me gusta de tu boca es la lengua
Lo que me gusta de tu lengua es la palabra.


(Julio Cortázar)

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Bajo mi cama
duerme un fantasma
con forma de pez.

Ofrenda

Un lago salado









Para el ave dulce.

Portulaca



Dejarse oler
como presa
que aguarda
tras el cerrojo.

Cinnamon



Derramar
la sangre
el té
la pasividad
de la juntura
sobre el fuego.

Aguada













Madrugar
sobre estas alas
escarchadas.

Aguacero






Hundir / Salir
de la carne
las palabras.





viernes, 1 de mayo de 2009

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(Acariciarse los espacios deshabitados)

...





Abril es el culpable
de estos cuerpos
calcinados.

...

Ver
llover


Recostarse en un espacio
soleado.

..

Atardecer









como un párpado cerrado.

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Alegoría corpórea









Dejar el blanco para las zonas sin tildar







(Primer viaje en torno del Globo)



Bordear con rojo o grafito
los interiores
de una traslación
inacabada.

Sello de agua

Dos,
con un nombre
(in)
exacto.

Predestinación

No obstante,
me dice que llueve
y bajamos a mirar
girasoles de espuma.