(El cuerpo como exilio infinito)
Y sin embargo viajar cuando te hablan.
arroparse y mojar el pisono es pecado si callamospor un rato los cuentitos sureñosy abrazamos la familia en la ciudad de los gritos y patadas.
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Y sin embargo viajar cuando te hablan.
arroparse y mojar el piso
no es pecado si callamos
por un rato los cuentitos sureños
y abrazamos la familia en la ciudad de los gritos y patadas.
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