(El cuerpo como exilio infinito)
martes, 17 de noviembre de 2009
(Gustavo)
Cuando pequeña
mi abuelo me enseñó
que los gatos hacían "ñau".
Quizás por eso
una vez grande
ni él
ni los niños
ni los cuchos
volvieron a ser los mismos
ante mis ojos
y la fragilidad
de sus onomatopeyas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Entrada más reciente
Entrada antigua
Inicio
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario