sábado, 9 de enero de 2010

(Sigo adherida a los labios de los peces)


Ella tiene miedo
de no saber nombrar lo que no existe.
Alejandra Pizarnik


Toda su circularidad subyace en las pequeñas muertes.

Cuando la tierra tiembla.
Cuando el cuerpo ha temblado y se sacude y menstrúa
animal aterrado estiletes de carne
como un orificio cerrado en sus zonas impuras.

Nada para cobijarse en el paraíso del que la exiliaron
Mueve sus brazos en la condena absoluta
El agua burbujea espumas de acero
Morada Medusa Salada

Muerta por inanición bajo el agujero materno
implorando somatizaciones
y perros mudos al costado de la herida.

Sus hombres no hablaron.
Sus hombres han sido cosidos
con hilos dorados que cruzan el ojal.
Tanto viaje y abundancia y carencia
entregados a la coagulación nocturna
porque ella.

La vestimenta adecuada la humedece
Entonces se anuda una tripa umbilical
y nace con doble circular al cuello
Le gusta mirarse libélula púrpura en el pubis materno.

Naufraga

Deja partir animales que cruzan la cordillera.

Si pudiera acuchillar con la pupila
Si por una leve significación la juntura sorbiera
su cuerpecito congelado
bastaría una leve palabra
para que los párpados se le llenaran de azúcar
y adoptara animales
para fusilar sus esperanzas.