Ven a bailar conmigo,
gato egipcio
ovillado entre mis brazos...
miércoles, 9 de diciembre de 2009
lunes, 7 de diciembre de 2009
.
Sentir que después de tu muerte
la vida seguiría como si nada
y el tiempo
los gorriones
el viaje
tus ojos tatuados en mí
como gangrenas de sílex.
Persona
(Querer parir
angelitos bajo tu fosa.
Sangrar
en el delirio del nado)
Menstrué 9 meses seguidos
pensando en Dante.
(La ceremonia de la muerte
está hecha
para ser culminada
por los vivos)
domingo, 6 de diciembre de 2009
El cuerpo de giulia - no (Jorge Eduardo Eielson)
14
Unos días después nos instalamos en una pequeña pensión del barrio. Posabas para una revista de modas entonces, pero no parecías dar la menor importancia a ese trabajo. Lo considerabas indispensable para vivir y nada más. Nunca me dijiste qué cosa realmente hubieras querido hacer, aparte de trabajar para vivir. La única vez que te lo pregunté tu respuesta fue definitiva para mí. Acababas de levantarte y me miraste con distracción, te acercaste a mi mesa de noche, cogiste un cigarrillo y lo encendiste tranquilamente, lanzaste una bocanada de humo y te dirigiste al rincón opuesto de la pieza, en donde teníamos el calentador y algunos víveres para el desayuno.
- No tenemos leche - me dijiste - ¿quieres el café solo?
Yo asentí. Tú, sin mirarme, encendiste el gas, pusiste a hervir el agua y preparaste la cafetera y las tazas. O preparaste la cafetera y las tazas, pusiste a hervir el agua y encendiste el gas. O pusiste a hervir el agua, encendiste el gas y preparaste la cafetera y las tazas. Luego me trajiste el café al lecho y te sentaste a mi lado, sorbiéndolo ávidamente. Terminado el desayuno, sin decir una palabra, encendiste un nuevo cigarrillo, esperaste que a mi vez terminara el café, retiraste luego las tazas y sin lavar nada te acercaste al espejo y empezaste a maquillarte con gran cuidado. Como todos los días. Yo hubiera podido disfrazarme de ti, travestirme de ti si hubiera querido, a tal punto conocía los más sutiles gestos de esa diaria ceremonia. Antes de salir me dijiste que no te esperara hasta por la noche. A las 10, en el café. Tenías que trabajar todo el día. ¿En dónde? En el estudio fotográfico sin duda. Esperé que cerraras la puerta y me envolví otra vez en las sábanas. Tenía los ojos cubiertos de lágrimas, pero no sufría absolutamente nada. Tuve la tentación de clavarme un alfiler en el cuerpo, pero me faltó coraje para ello. Me arrebujé golosamente en mi propio calor. En el olor de mi cuerpo. En el tacto familiar y velludo de mi piel. En mi respiración y mi aliento pestífero de hombre. Bostecé profudamente. Cerré los ojos en el fondo de la almohada y sonreí: el universo no era sino un inmenso, deslumbrador presente.
sábado, 5 de diciembre de 2009
miércoles, 2 de diciembre de 2009
Cefalmín
A mi madre la curaban por vía endovenosa.
Yo preferí jugar
con un felino que ronroneaba entre los enfermos
en vez de escuchar
sus sentencias de muerte.
Nada de esto pretende ser un poema
Antes que llegáramos
habían internado a un niño de 7 años
sistemáticamente abusado
por un familiar cercano al padre.
(Esta Patria flamea banderas
pestilentes
como cloacas de pájaros)
Paciencia
A un niño roto
no puedes exigirle tiempo
ni explicarle que la pobreza
es un estigma del que se valen los políticos
para afianzar una campaña popular.
Auge
La madre mece a una bebé casi desnuda
que en vez de llorar articula un monosílabo
semejante a la A.
El padre saluda a la madre
de beso en la boca.
Ambos traen ropas que exceden su capacidad corporal.
La bebé sonríe
con su cuerpito monosilábico
no sé si por la fiebre
o por el acento paterno.
El resto mira.
En este punto desdibujamos las fronteras.
Un niño enfermo es un niño enfermo
ni la bandera coloreada
ni la lucha por el poder.
No obstante, el cuerpo
continúa siendo
una política
de los acontecimientos.
Asistencia Pública
El niño del box 163 grita desesperadamente
por el dolor de su fémur quebrado.
Llama a la madre
la busca insistentemente.
Se niega a ser inyectado.
Patalea.
Su pierna es un colgajo de cueros
y sangres umbilicales.
La madre lo mira y palidece
como en un segundo parto.
Box 164
Sigo pensando en el llanto de los niños.
Quise salir arrancando.
A falta de papel,
me sobran cuchillos.
Chile es parte de la herida
que tengo entre las piernas.
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