jueves, 4 de noviembre de 2010

La complicidad de estos besos susurrados



Cierre eclair


Los juguetes Los brillos Las gafas oscuras Las pupilas Las ventanas con marcos rojos Las cortinas tomadas El vapor Las vacas echadas El aroma de los extraños Las conversaciones ajenas Las nervaduras Los bosques El lado del sol Los ciruelos floridos La caligrafía El césped Los vidrios Las palabras Los roces Los exilios Las preguntas La calvicie Las frutillas Las frambuesas Tu boca Los humedales El mar El sonido del mar La sal del mar Los dedales de oro Los poemas desconocidos Las biografías Los hilos Los géneros La piel de gallina Los caracoles El nombre del invierno La lengua de los gatos Las guindas La gelatina Los peces Los preámbulos La noche Pizarnik Teillier La Maga El carboncillo La témpera Los libros con ilustraciones El arroz Las manzanas Los gajos El olor a mandarina La luna Los sustantivos con A Los adjetivos El agua Las hadas El algodón La sal Los fantasmas buenos Las caminatas La ropa tendida Los alambres de púas Los terneros Las casas con árboles rosados La gente triste Los animales heridos Los vapores de las duchas Las tinas Las piscinas secas Las columnas Los columpios Las luciérnagas Las películas que hacen llorar Los caleidoscopios Los pantalones cortos Las fotos antiguas Alicia en el país de las maravillas El degenerado de Carroll Mi infancia Los recuerdos que me inventaron para explicarme Las galletas fruna Las pastillas pololeo Las muñecas Los tejidos Las buganvilias Las casas con mampara Los cielos con tragaluz Los palíndromes Anilina Semordnilap Los elefantes Las animitas Los nudos Los desnudos Oír llover Los yuyos La prehistoria Los dragones de comodo El paraguas de la Maga La tiza El luche Las baldosas antiguas El té El chocolate El pan La playa Mi madre El velcro Las piñatas Los cines Las manos Los jadeos Las pupilas dilatadas Los lunares Las cicatrices Las manchas Las vacunas Las miniaturas Los perros Los agujeros Las páginas en blanco Foucault La locura Los hospitales psiquiátricos Las manos con pegamento Los dedos arrugados por exceso de agua La sangre de nariz Los labios partidos Los ojos cafés Los besos clandestinos Las casitas de los perros Los vestidos de colores Las mariposas Los chanchitos de tierra Las burbujas Las chimeneas Las nubes en forma de conejito Los arcoiris Las lombrices La tierra mojada Los anfibios Los restaurantes chinos La betarraga Los pijamas gruesos El pelo en las comisuras Las casas con tejas Los perros de ropa Las confiterías Las alondras El embarazo La lactancia Los recién nacidos El aroma a cachorro Las manos escritas Los magnolios El silencio Las zapatillas con caña Los letreros Los anagramas Los trenes La cruz roja Los puentes Meryl Streep Las estrellas Las mujeres velludas Los hombres lampiños Las libretas ajenas Las cajas musicales Los cisnes de cuello negro El hielo Rovaniemi Los amantes del círculo polar El alumbramiento de los hipocampos La lección de piano Las corbatas Solentiname Cien años de soledad Los manteles de colores Los alfileres de gancho Las servilletas de colores Las jirafas Los barquitos de papel El zodíaco El significado de los nombres Los veranos con sandía Los inviernos con abrazos Las lentejas Que me despiertes para amarme Los cuerpos mojados Tu voz ronca Que sonrías Que sientas Que asientas Los volantines Los gestos El ginkgo biloba La plumavit Los gnomos Los payasos tristes Las marionetas El olor a perrito durmiendo Los bolsillos Las huellas Los grillos Los boletos de micro Los besos a oscuras.

Epifánico







La Fotografía no rememora el pasado. El efecto que produce en mí no es la restitución de lo abolido (por el tiempo, por la distancia), sino el testimonio de que lo que veo ha sido.


Roland Barthes.

Pajarito:


El movimiento de tus pupilas
El aleteo incesante de tu comisura

Eres tan humano que me sobrecoges
Eres tan animal que tiemblo

(Me dejo ser
en la pureza
de tu cloaca)

La Mancha


Su lengua desdibuja el margen
Ha rasgado palabra por palabra
el pliegue
la pluma
lo probable

Sus sangres permanecieron vacías
hasta el momento en que agitaron las piernas

El olvido hay que vivirlo en el cuerpo
La memoria vence
cuando los fantasmas
dejan de comerse sus reflejos

Aquí o allá vértebras de lo abarcable
Deglutir la calentura del nado
Avenzar centímetro a centímetro
los ídolos putrefactos

Sentada en las piernas del tótem
lame su vicio de conejo ardiente
Él mueve concienzudamente
la boca
las orejas
la nariz
No sabe de su pelaje y la cruza

Las crías albinas buscan
parte de sus vísceras en los agujeros
Porque el padre
La madrastra
La madre

Sus bestias simulan
haberlos olvidado.


Llover;
y que en la esquina del paréntesis
me quieras.

La lengua, la miseria, la punta, la prohibición


después de esta hebra filuda
de los cántaros
de los aleteos
de los pájaros
me decido a detener la fisura del cariño
porque mi carta precede al rechazo
y en mi caligrafía alumbran estiletes de tu médula espinal.

tanto asco diseñado al costado
para desenterrar la costilla
el abuso
el germen de toda desconfianza.
así, inacabada
te cueces en esta lumbre que se evapora.

yo no sé si despedirme
con pañuelos
alfileres
o cadáveres de perros
inseminándote el cuerpo.

así, llena de hartazgos,
te pido que me dejes tu cloaca hirviendo
a ver si en ella rejuvenece
la inocencia de mi postergación.

ven, después de morder
los pedazos de labio que me van quedando
trágate la savia de mi lengua umbilical.
yo sabré decirte
cuántas noches tengo en la ingle
y tú te reirás
de este canto
infinitamente asqueroso y absurdo.






Hacerte sentir la neblina
de estas últimas veces.

lunes, 1 de noviembre de 2010


Soy helada
Soy triste
Soy abstracta

Nací por un error de cálculo.