jueves, 14 de octubre de 2010

Aneurisma


El amor es eterno mientras dura.

Cardoza y Aragón.



Dejo mi amor al costado. Como un animal hundido, lacerado, magullado, abierto en su dicotomía imposible. Su vientre es un paisaje que me despunta. Lo dejo porque me hiere. Lo muerdo. Le pido que me haga daño. Cuando entro él se queda mirándome con una pupila de orquídea. Yo lo amenazo sobre el césped. Lo guardo en un recoveco sublingual. Él promete no decir nada. Entonces lo toco despacito y compruebo el latido de sus bordes. Está vivo. Pero lo dejo al costado. Mi amor no me sirve para evidenciar la intemperie. Mi amor es demasiado grande para este cuerpo insignificante. A mi amor no le gusta amanecer conmigo. Sólo me roza el lagrimal y de cuando en cuando aparece bajo mis sábanas. Yo le digo que el cuerpo es una trampa como el lenguaje. Él me pide aferrarse a la clavícula. Le respondo que un hueso sólo es factible en la medida en que fenece.

Dejo mi amor al costado. Lo miro de reojo. Su pelaje sobrevuela mis omóplatos y de tanta fuga terminamos enhebrados. Él intenta maniobras macabras. Yo me niego a abandonar la carne. Por eso me gusta cuando me abre las piernas. Ninguna de mis historias permanece. Él me pregunta cuándo volverán las alucinaciones. Yo le respondo que todavía no, que todo amenaza cuando nieva. Me dice "quiero llover en ti como hace mucho tiempo". Trato de recordar y lo abrazo. Sus labios peludos me cercan. La lengua del amor se me enquista en los lunares del muslo. Pero no puedo.

Dejo mi amor al costado. Ingrávido en esta frontera de mis cortes. Si me respira dentro del ojo. Si por un momento me fuerza a morderlo me doy vuelta y huyo. Pero me sigue. Se me aferra a las yemas y me grita que tengo tanto por conocer. Abro la boca y me respira jadeando. Tengo un amor de porcelana. Un amor que sobresale de todos los géneros que me han tocado. A mi amor lo disfrazo de rebeldía, le digo que el desamor poetiza mi cama. Y sin embargo insiste. Me pide quedarse. Promete incoporar su trajín a mi deseo. Entonces cedo. Por un momento me quedo quieta en su ingle. Espero la mordida. Todo florece.

Un silencio precede a mi cuerpo olvidado.

2 comentarios:

La paciente nº 24 dijo...

Lo ¿malo? del amor es que sabe trepar del costado hasta los labios. Creo que tiene que ver con la intensidad o con la curva elástica. No lo sé, pero igual, es un gran funambulista.

Felipe Smides dijo...

junta agua Caro (la Tierra se manifiesta pronto) el amor sobresale de ella...

qué estés bien. siempre.