lunes, 28 de febrero de 2011

Sílex


El viento agita las palabras remeciendo sus puntos de fuga. Una palabra es un recorrido de letras que inicialmente no se conocen, pero luego entran en contacto para enamorarse y dolerse hasta el extremo de sus tildes.

Todo lo que digo mueve a esos cuerpos que me habitan, y construyo redes con sus hilos imaginarios.

Escribir es como quererse: las letras se alzan en el temblor de su carne para decir algo sobre alguien; una imprecisión tallada en el borde de una superficie salada. La palabra arde sobre la herida. Su presencia marca una costra cuya cicatriz es parte de la memoria.

(Cuando una palabra dice, el cuerpo se mueve y la escritura es agua)

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