miércoles, 2 de diciembre de 2009

Auge


La madre mece a una bebé casi desnuda
que en vez de llorar articula un monosílabo
semejante a la A.

El padre saluda a la madre
de beso en la boca.

Ambos traen ropas que exceden su capacidad corporal.

La bebé sonríe
con su cuerpito monosilábico
no sé si por la fiebre
o por el acento paterno.

El resto mira.
En este punto desdibujamos las fronteras.
Un niño enfermo es un niño enfermo
ni la bandera coloreada
ni la lucha por el poder.

No obstante, el cuerpo
continúa siendo
una política
de los acontecimientos.

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