Su lengua desdibuja el margen
Ha rasgado palabra por palabra
el pliegue
la pluma
lo probable
Sus sangres permanecieron vacías
hasta el momento en que agitaron las piernas
El olvido hay que vivirlo en el cuerpo
La memoria vence
cuando los fantasmas
dejan de comerse sus reflejos
Aquí o allá vértebras de lo abarcable
Deglutir la calentura del nado
Avenzar centímetro a centímetro
los ídolos putrefactos
Sentada en las piernas del tótem
lame su vicio de conejo ardiente
Él mueve concienzudamente
la boca
las orejas
la nariz
No sabe de su pelaje y la cruza
Las crías albinas buscan
parte de sus vísceras en los agujeros
Porque el padre
La madrastra
La madre
Sus bestias simulan
haberlos olvidado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario