jueves, 4 de noviembre de 2010

La lengua, la miseria, la punta, la prohibición


después de esta hebra filuda
de los cántaros
de los aleteos
de los pájaros
me decido a detener la fisura del cariño
porque mi carta precede al rechazo
y en mi caligrafía alumbran estiletes de tu médula espinal.

tanto asco diseñado al costado
para desenterrar la costilla
el abuso
el germen de toda desconfianza.
así, inacabada
te cueces en esta lumbre que se evapora.

yo no sé si despedirme
con pañuelos
alfileres
o cadáveres de perros
inseminándote el cuerpo.

así, llena de hartazgos,
te pido que me dejes tu cloaca hirviendo
a ver si en ella rejuvenece
la inocencia de mi postergación.

ven, después de morder
los pedazos de labio que me van quedando
trágate la savia de mi lengua umbilical.
yo sabré decirte
cuántas noches tengo en la ingle
y tú te reirás
de este canto
infinitamente asqueroso y absurdo.

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