domingo, 29 de mayo de 2011

Hay que reír para espantar a los fantasmas*

Hay que reír para espantar a los fantasmas.

Hay que reír y montarse
en el verde que les cubre
la bravura.

Hay que desarmarlos,
descuerarlos,
dejarlos con la evidencia colgando
y así, con la herida abierta,
exhibirlos en los mataderos.

En las carnicerías de mi barrio
vendieron cadáveres
que de silenciosos no tenían nada.

Mis muertos hablaron
con sus caras de fascinación.
Ellos me contaron del horror del hedor
de la cláusula en los orígenes de su silencio.
Entonces dijeron
la profundidad de sus agujeros.

Hay que reír para espantar a los fantasmas.

A mis muertos los conocí
riéndome de la hidalga cabalgadura
de los uniformes.
Ellos comenzaron a deambularme.

Habiéndolos autorizado mi padre,
nos tomaron a mi hermana
y a mí
y con nosotras hicieron
orgías sanguinolentas.

Hay que reír para espantar a los fantasmas.

Después de lengüetearnos la humedad
partieron a confabular simulacros entre sí.
Con sus ratas lascivas apuntaron a mi madre.
Teniéndola encima la partieron por la mitad
y pudimos verle las vísceras al paraíso.

Mi madre decía que ella.
Mi madre pedía que nuestras aberturas no.
Y sin embargo todos los días
venían y se masturbaban riendo.

Nosotras llorábamos.
A nosotras nos chorreaban con el sebo de su transpiración
Querían fertilizarnos con su quejido desenfrenado
pero nosotras vomitábamos a sus hijos
mientras nuestro padre les devoraba
las uñas a nuestros hermanos.

Hay que reír para espantar a los fantasmas.

De la tierra nos desprendieron para jadearnos.
De la tierra nos trajeron para que les cosiéramos heráldicas.
A cambio de eso les cercenamos los tejidos
y cocinamos en su honor
pedacitos de los fetos que abortamos para castrarlos.

Hay que reír para espantar a los fantasmas
y perderle el miedo a la muerte.

Hay que reír para espantar a los fantasmas.
Para eso estamos vivos, compañero.


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*Cita extraída del film Mi vecino Totoro.

2 comentarios:

c r o n o j o dijo...

aparte de recordarme a jerónimo bosch. tiene la violencia de las pinturas de bacon. pareciera ser una amplificación del horror, pero en realidad son pedacitos humanos -que viene a ser lo mismo- que vemos sin ver...

Felipe Smides dijo...

me río y no
(de todas nuestras cegueras autoimpuestas)