domingo, 29 de noviembre de 2009

Hablar de ti




Yo sólo quiero que recuerdes eso:
que fui un pasajero
allá entre tus sueños.

Manuel García

Literatura y periodismo: entre el bastardaje y la aparente objetividad

Cuando me pidieron que escribiera este artículo, lo primero que pensé fue “Periodismo es contar historias”. Con esa frase, mis compañeros y yo inauguramos el primer taller de Géneros Periodísticos, por allá por el año 2000. En ese entonces comenzábamos a desprendernos de un sistema educacional tradicionalista, y de una familia que de uno u otro modo cifraba sus esperanzas en nosotros. Éramos actores, psicólogos, músicos, futbolistas frustrados; algunos inclinados hacia la literatura, pero no bien definidos respecto a intereses y abanico de posibilidades. Nuestra voluntad estaba hecha a pedacitos entre lo que queríamos ser y lo que nos era impuesto desde afuera.

Yo siempre estuve en el linde. Bordeando la exigencia de objetividad y esa cosa íntima que surge al observar una realidad que remece, me sentía como la hija bastarda que en su afán de cumplir con los requerimientos del curso luchaba con la insistencia de apartar sus sentimientos ante las historias de los entrevistados o el aura que rodeaba a las víctimas de un accidente de tránsito.

Después de pensar en personajes como Eduardo Galeano, Gabriel García Márquez, José Martí y Dora Mayer, que trenzaron su hacer periodístico al literario y viceversa, comprendí que las palabras me serían útiles para lograr romper con la (molesta y casi imposible) exigencia de objetividad pregonada por la academia.

En esa disidencia respecto a la “verdad”, comprendí que el humanismo no es científico justamente porque no circunscribe a su objeto en tanto conejillo de indias, sino como una problemática inmersa en la propia cotidianidad. Entonces, me valí del lenguaje para burlar las limitaciones y dejarme palpitar en aquella hoja en blanco que llené –también- con fragmentos míos. Un observador que objetiviza lo observado vuelve mecánica la sorpresa del ojo. Al menos así lo sentí al comprender que las personas –con nuestras máscaras- escapamos de las descripciones certeras.

Considerando que incluso la historia implica ficcionalizar la realidad, me dejé caer sobre un abanico de palabras. Entonces, trataba de escribir el mundo en boletos de micro, servilletas y hojas sueltas. El primer año de carrera, conocí al poeta Diego Ramírez, también disidente, quien a través de la amistad me internó en lecturas tendientes a reafirmar la subversión. En ese entonces, su cercanía exacerbó mi necesidad de transgredir las normas. Años después me invitaría a participar en sus talleres literarios, de los que se desprendieron un par de antologías y la escritura de un libro propio: “Arcada”, publicado en agosto de este año.

Si narro en primera persona, es porque al menos a mí, la literatura me ha servido para dotar de un cordis los textos que escribo, pues mientras lo ejercí, intenté realizar un periodismo centrado en la presencia del otro y no en la jerarquización del lead. En otras palabras, me valí de la poesía para sortear las limitaciones de un área que -a mi entender- debería cifrar sus procesos en la ternura y no en la mirada distante de un periodista aparentemente ajeno a los acontecimientos.

Aún tengo deudas no son sólo con el lenguaje, sino con la realidad social. Saber decir implica ser conscientes de la capacidad de generar cambios e influir en los actos de quienes nos leen, escuchan u observan. “Periodismo es contar historias”. Los protagonistas exhiben cicatrices, alegrías, traumas. La subjetividad del comportamiento humano implica acercarse desde el interior. A partir de la bastardía, las palabras me han permitido humanizar el oficio. Al menos en mi caso, no podría ser de otra manera.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

Coqueteo insular




Algo así como un "diálogo" con Ernesto Cardenal (guardando las proporciones, claro)


La segunda ley de la termodinámica es
que la estrella es un fenómeno pasajero.

Para todos los astros y todas las vidas existe una muerte condensada en esos millares de cristalinos que colorean el ojo de los ciervos. Porque los ciervos serán comidos por manadas de leones cuyos restos descansarán sobre la tierra para que animales microscópicos se alimenten de ellos y regresen al ciervo y al león al centro de la tierra. Un cuerpo no es un cuerpo sino una cadena de acontecimientos que suceden (in)justificados en su magma.

La segunda ley de la termodinámica predice
que sólo puede haber un final del universo:
morir de frío.


Una estrella late hasta que su luz poco a poco le apaga la lengua. Posterior al derretimiento de los glaciares, nevarán sangrías fosilizadas y todos diremos que sí, que éramos tan tristes y que nos gustaría temblar de hambre y sacrificio. La vida es una miniatura de manos multiformes. Religión, humanismo y ciencia disgregan sus verdades y las ponen a dialogar.

(...)

Hoyos negros, hoyos negros, hoyos negros
de donde la luz ya no vuelve,
ni los astronautas.

(Estuve nueve meses nadando, sin conocer el significado de las palabras. Cuando mi madre dio a luz comprendí que la poesía no me daría respuestas. He pasado 28 años tratando de escribir el texto más hermoso de mi vida y sin embargo lleno papeles que cruzan el purgatorio). Mis hijos serán astronautas jugando a poner banderas en mi corión. El vientre es la tierra que huye de los nombres. Estamos invadidos por cáscaras que envuelven púrpuras viscosos. En la luna y en mi vientre hay agua donde flotan astronautas.

Astrofísica triste del amante solitario en la noche.

Canibalismo galaxial. Un astronauta es una célula moviéndose desesperadamente sobre un cuerpo inmaculado. Espermatozoides fecundan las estrías del cielo.

(...)

Los metales de nuestro cuerpo
-suaves cuerpos con metales-
como sabemos, son de estrellas.

Explosión inicial del padre; Big Ben generador de la (in)conciencia. La garganta de Frida. La columna de Frida en horizontal. Frida traspasada por el tren. Una y otra unidas por el cordis, la tijera y el revoloteo de las mariposas. Todas fuimos Frida Kahlo en ese cuerpo metálico que reblandece al estímulo del tacto para volver a endurecerse a la hora de las estrellas.

Nuestros suaves cuerpos con metales
nacidos de hoyos negros y del olvido.

Los agujeros de mis pieles son tres, aunque presente, pasado y futuro pertenezcan al mismo recodo estacional. (Vivir es un fluir temporal de lo eternamente junto/ donde el pasado no ha pasado y el porvenir se fue). Si digo vértebra estoy nombrando al mundo. Si pienso en el nombre de mi país puedo escribirlo en el borde de los árboles porque el cuerpo, la nostalgia y el recoveco desembocan en el paréntesis de las aguas. Los fluidos corporales alternan diademas con el cielo.

Un Dios que es amor no puede ser estático
ni completo.

El hipocampo macho alumbra a sus crías. Se le abre un canal en el vientre. El cuerpo del padre se contrae. Los recién nacidos se aferran a los líquenes. Mueven el hocico y sus ojitos de mosaico. No sabemos nada de lo soñado en esas cuevas/ Pero en esas cuevas están nuestros sueños. Amapolas. Ellas revolotean en la primavera de aquí para llover otoños en la ladera de allá. Hay álamos enviando pelusas a los colibríes. Lo que esas pelusas dicen es un susurro inaudible para el entendimiento humano. Ése es Dios sonriendo en la oscuridad.

(...)

Escritos todos con el mismo lenguaje y el mismo alfabeto.

La metamorfosis de cada vida; el crecimiento de las uñas de los pies. Los animales gastan o afilan sus garras sobre las cortezas de los árboles. Marcan el territorio con orina. Permanecen el tiempo necesario y luego vuelven. Es decir, van desapegándose, porque de algún modo saben que la existencia es eterna.

En los lodazales de la tierra el cosmos se hizo vivo.

(Aquí germina una flor del loto)

El ojo se perfecciona
hasta que el feto va a salir
sin agua de mar no podemos ver
y nos mojamos los ojos con los párpados
sin que haya oscuridad al parpadear.

En esa vida de agua dejamos las escamas para vestirnos de metal. Porque los peces son fragmentos de esquirlas y de estrellas. Duermen sin cerrar los ojos y viven desconociendo que carecen de pestañas. A mí el cristalino me lo hicieron para que toda la arena del mar pudiera sumergirme más allá de los puntos cardinales. Entonces ví que de sus castillos llovían ventanas invisibles.

Los reptiles no sueñan, se dice,
sólo aves y mamíferos,
pero viven como en un sueño.
Y cuando soñamos reviven en nosotros
nuestros antepasados reptiles.

Océano de sangres calientes y heladas. Cuenta la leyenda que el espíritu sale a soñar y las cabelleras deben ser quemadas, porque de lo contrario, continúan vivas en la orilla de la playa. Esos antepasados sonríen con su mirada reptil mientras los acariciamos como un montículo de nieve petrificada. Ellos conocen el significado de nuestros nombres y procuran marcar nuestras huellas bajo el agua.

Lo que hay fuera de nosotros es fantasmagórico.
La realidad es organizada en nuestra mente.

Adquirí esta imagen de acuerdo a mi latencia. Es como decir que tú eres yo y que nuestras raíces nos conectan, aunque el ego suene a certeza difusa. (Morir es entrar en Dios./ Cuando Dios ya no es otro sino vos/ Vos sos Dios). La versatilidad de sus nombres viene a equipararse al destello de la nada. Por absoluto, escapa al dominio racional transformando lo cotidiano a partir del silencio. Su estallido produce efectos en el mundo. Estamos sin estar, habitamos un cuerpo que cuando dormimos nos deshace.

La manzana está en la mesa y en la mente.
¿Y la mujer que parte la manzana?

Todas las hembras que nos destejieron manipulan los alimentos y desmigajan el pan. Después de tentar la desnudez del padre, narraron historias para avivar el fuego. Nosotros nacimos con cabello y con escamas. Lentamente nos pusimos de pie y celebramos un pacto con su hebra inicial.

La teoría de que la materia sólida se disuelve
en excitaciones de invisibles campos de energía
y ya no hay distinción entre substancia material
y vacío (esto es, espacio aparentemente vacío)

En el regocijo de los cuerpos, los peces saltan al firmamento. Transparentan sus aletas. Devienen semilla. Sorben la pulpa, el tallo, la tierra, el pelillo, la nervadura, los estambres, la abeja, el viento, el pétalo, las estrellas. (El árbol podría crecer indefinidamente/ Pero prefirió dar semillas).

Cuando no tengas respuesta, mira las estrellas,
(las estrellas no están en tu retina)
no es que respondan. También ellas preguntan
mirándonos a nosotros, habitantes de una estrella.
La respuesta seremos todos, ellas y nosotros,
porque somos todos la tristeza.


No se sabe si Newton, el Génesis o la manzana, ni lo que los padres recuerdan cuando nos expulsan a sus adentros. La esencia de la vida está en la pregunta. Sabemos tanta verdad innombrada que su desnudez nos vela los labios. Iluminarse para oscurecer el alfabeto. Adivinar las iluminaciones con el tacto. Tocar un cabello que trenza colas de caballos salvajes.

Dos plataformas rigurosamente separadas,
una para los hombres desnudos asoleándose,
en otra las mujeres desnudas
y sólo los niños nadando escondidos podían verlas
sacando del agua las cabecitas como peces,
aunque los peces están también desnudos y no les da vergüenza:
por qué la desnudez dio “vergüenza”
no hay teólogo ni científico que lo explique.

Alguien con su carne tienta la invisibilidad de sus apariciones. Los cuerpos titilan como estrellas respirando desde sus branquias. La tarde lleva un corpus, pero no se ve. Porque la tarde se ha deshecho de sus ropajes. Toda sustancia se viste para sacarse tibiamente la cáscara. La cebolla se desviste para hacer llorar.

La mujer único mamífero con mamas permanentes,
y única hembra con orgasmo y en celo todo el año.
Para que hubiera en esas cuevas un amor permanente
.

Por el mismo canal que me parieron, sangro palabras y trocitos de carne que conjugan todos los amores posibles. En este punto, me dejo tentar por la advertencia y sucumbo resbalosa a la otredad de los agujeros. Miles de galaxias forman estos peces que colonizan mi piel. Mis hijos, astronautas son.

El único animal que llora cuando nace.

Después de alunizar en la hembra cuya sangre retuvo para establecer un pequeño firmamento. Después de dividirse, y tibio en su formación originaria, el pececito se conjugó como uno en su centro. Mitad concreta de la pareja esencial; lleno/vacío aparataje de células. El vientre es un hoyo negro de estrellas blancas que giran dilatando el cérvix. Es la unión con Dios ya sin religión.

Y en barro húmedo en las húmedas cuevas
en mucha abundancia: la Mujer
Una armonía de curvas y redondeces.
Redondeces de los muslos y las nalgas y el abdomen.
Entre los muslos está el triángulo.

(…)

La Caverna es la Madre.
La vulva de nuestra sagrada Madre Tierra.
Tierra de adonde venimos y adonde volvemos.

Para eso las estrellas: urdir galaxias las madres. Tejer una voz umbilical. El aire en las cavernas incita a replegarse a favor de un pétalo. Antes de las palabras escuché risas. Pensé que serían mis padres pero era Dios. Porque Dios se sintió complacido y me invitó a lamerle la pulpa a la vida. Me habló del dolor y las estrellas. Entonces accedí, generando un solsticio en un cuerpo parecido a la penumbra de un pez.

Nada, simplemente agradecer a los que vienen

(ir)regularmente.
Estoy esperando que los estudios me den tregua para retribuirles sus mensajes como es debido: a través de lecturas acotadas de cada uno de sus textos; y una que otra palabra que (nos) remarque el silencio.


Un abrazo; en especial
a Felipe
Martina
Señor Posmópolis
Maga
Enfant
Unheimliche
M
y los que se quedan agazapados
en esta primavera austral
que entre sus nudos y sus lluvias
jamás perdona.

Aun en primavera


Pienso que me hace falta
un par de guantes
sin dedos.

martes, 24 de noviembre de 2009

lunes, 23 de noviembre de 2009

Utopía


Por favor,
dejen de dictarme
cuerpos de batracios
y ánforas de pájaros.

Transculturación gastronómica


Cuando procure morderme
te preguntaré sobre el eco de la materia
y tú me dirás que el esfuerzo
es tanto o más catastrófico
que un diente de ajo
partido por la mitad.

Eutopía


Es que tú no entiendes:

Por autorreferencial que parezca
lo intento,
pero jamás lograré escribir
el texto más hermoso
de mi vida.

Por eso busco en la casualidad de tus manos
fragmentos de monosílabos
que sellen estos tildes.

...


Ninguno es ni puede ser llamado rebelde si primero no es súbdito.


Fray Bartolomé de las Casas

Parte de las bestias que me hacen ser quien soy































Aquellas que -indiferente de la trama de sus películas- son una aguja obligada para coserme o quitarme pedacitos de la biografía.

sábado, 21 de noviembre de 2009

El fragmento de un ensayo


La guerra late. Amparados en la adoración al Sol, los nahuas defienden el rito promoviendo el enfrentamiento no para someter a otros pueblos, sino para ofrecer a las víctimas en sacrificio. Sangrar desde la herida para que el astro aparezca. Cortarse los brazos, las piernas, las manos. Sacarle el corazón a la alteridad. Caliente. Aún latiendo.

Entonces, el lugar donde se posan las águilas para detener o comenzar el vuelo arde con sus murallas invencibles porque en ella está puesta la mano de Huitxilopochtli, el dios principal. Se entrega el cuerpo. Presas de un determinismo bendito, los hombres nacen para morir en la guerra. El orgullo está en juego cada vez que su escudo baja. El enfrentamiento no está exento de pasión. Dios se complace con el inicio de la batalla.

Aquí nadie teme a la muerte en la guerra.
Ésta es nuestra gloria.
Éste es nuestro mandato.
(...)
¿Quién podrá sitiar a Tenochtitlán?
¿Quién podrá conmover los cimientos del cielo?
(...)
¡No temas corazón mío!
En medio de la llanura,
mi corazón quiere
la muerte a filo de obsidiana.
Sólo esto quiere mi corazón:
la muerte en la guerra.

viernes, 20 de noviembre de 2009

Claro de Luna



Por acá llueve a veces con un sol hermoso
y no se sabe
si es el cielo
o el infierno.

Cerbatana


Yo, que alguna vez amé
El advenimiento de los Magos
Los dedos en los labios
Ahora me conformo
con dibujar nombres
en las ventanas
escarchadas.

jueves, 19 de noviembre de 2009

_





El Mar me Muerde



el labio inferior.




.

¿Qué fue de Noé / en estas aguas expatriadas?

Happy new year


Mira, yo no pido mucho,
solamente tu mano, tenerla
como un sapito que duerme así contento.
Necesito esa puerta que me dabas
para entrar a tu mundo, ese trocito
de azúcar verde, de redondo alegre.
¿No me prestás tu mano en esta noche
de fin de año de lechuzas roncas?
No puedes, por razones técnicas.
Entonces la tramo en el aire, urdiendo cada dedo,
el durazno sedoso de la palma
y el dorso, ese país de azules árboles.
Así la tomo y la sostengo
como si de ello dependiera
muchísimo del mundo,
la sucesión de las cuatro estaciones
el canto de los gallos, el amor de los hombres.


Julio Cortázar.

,



No me interesa.


Abro la mano.


Hundo la herida.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Episotomía



Aquí te dejo un origami.


El cielo hay que abrirlo
a tijeretazos.

Guinea Ecuatorial


O la noche
o el cuerpo.


La negación es afirmación de uno
pero no de otro.

Fórceps


Por la pared vaginal
parí a horcajadas
el silencio.


Después me nacieron anfibios
y lenguas torcidas de pájaros.

.


Ya no.

No existen noches vírgenes
en el bosquejo
de esta herida.

Dzules


Que me roben la ciudad
que tengo presa
en la garganta.

No te asustes.




Estoy enferma
por dentro
y por fuera.

...


Mi lengua:



Marcar el paso
de una aguja
sin hilo.




Sírvase devolver al remitente



Un día te escribiré una carta
que diga que no son necesarias
ni la ausencia
ni el dibujo impalpable
de un beso ficticio.


Morada


Si quieres que hablemos de la madrugada
compartamos la misantropía
que me arde
en las esquinas.

martes, 17 de noviembre de 2009

.



Si cerraras los ojos
te contaría
que mi Lorenza late
mientras duerme.











*aquí dejaré un espacio para quien quiera revertir un contraluz*









Noviembre

_________________________________________
Mis pentagramas están vacíos
_________________________________________
(Migraciones al Norte)
_________________________________________
No sé si son cuerpos
_________________________________________
o corazones
_________________________________________
de pájaros.

Anhelante helado


El (r)ojo de su ombligo era azul
para dejarlo cautivo
en un rito iniciático.

(Gustavo)

Cuando pequeña
mi abuelo me enseñó
que los gatos hacían "ñau".

Quizás por eso
una vez grande
ni él
ni los niños
ni los cuchos
volvieron a ser los mismos
ante mis ojos
y la fragilidad
de sus onomatopeyas.

Qué más da

Si mi corazón es baboso por dentro y por fuera.

Punctum






El forado en mi pecho
es alimento
de pájaros.

Cobarde corazón, que el nudo estrecho
Gimiendo sufres, dime: ¿qué se ha hecho
tu presunción altiva?
¿Qué mágico poder, en tal bajeza
trocando ya tu indómita fiereza,
de libertad te priva?

Gertrudis Gómez de Avellaneda

Dame tu caricia momentánea



Anda.
Escúchame murmurar
que te quería.




lunes, 16 de noviembre de 2009

Swan:


Ponme tus palabras en la boca.
Yo depositaré mis fluidos
en tu ingle de agua.

Oralidad



Mi madre me mira y dice:
Las vacunas son nuestros primeros tatuajes.

Yo le devuelvo el golpe de pupila
y me atrevo a sonreír sin decirle
que ése es uno de los textos más hermosos
que he escuchado en la vida
y que a partir de ahí
todo lo que pueda llegar a decirle
sonaría a maldito lugar común.

Algo así como un Reality Show


Nunca vimos tele juntos;
así, lo que se llama "ver tele",
acostados, como se debe;
entregados al ocio de la observación
de esa máquina enajenada
que nos incita a dejar de lado
toda instancia creativa
para seguirla.

Yo buscándote los pies para escalarte
y tú rodeándome la espalda con los brazos
casi a punto de dormir,
como si los personajes de las 21 pulgadas
nos dieran lo mismo
y el aparato fuera una excusa
para respirarnos en la tibieza
de ese hartazgo.

Alquimia


La diosa de las ganas
me abrió un reducto
en el cielo.

Entonces menstrué
y ella anudó mi sangre
al caudal
de su endometrio.

El cabello de Andrómeda



Ana


Yo no entiendo nada de pintura
pero sé que cada cierto tiempo
hay alas que sobrevuelan el cielo
hinchando una lengua roja
que se derrama encima
de las palabras posibles.

En este hilo de vida que me queda












El sol es una diadema que me convence.













* El vacío es un absoluto con el que me levanto todos los días.

Shhhhhhh






Ahora que la Cami no está
duermen duendes
en la pieza del lado...

A propósito de una fotografía borrada por su fuerza


Cuando el ojo se enamora
queda el momento perpetuado
como engaño al iris
o nostalgia inmisericorde.

sábado, 14 de noviembre de 2009

Chiqui:


Todas las mañanas cruzo los dedos
para ver si noviembre nos da una tregua
y te devuelve a casa
con el movimiento del pasto.




No sabes lo que es pensarte
inmensamente perdida y hermosa
con una promesa bajo tus brazos
y el ruego cotidiano
de que -estés donde estés-
te traten bien.


... Pero me distraigo:
Esta mujer es ventrílocua y hermosa.

Ah, quisiera también hablar de amor.



Marina Arrate.

La catarsis de mi alfabeto


Amiga:


Por favor, recuerda un mantra
cuando estés frente
a la Casa Batló
y díselo a Gaudí
de parte mía.

Motivo escritural







La palabra "cicatriz"
es una herida hermosa.





Microcosmos




A veces
daría la vida
por más silencios.

Osito Bello:


Anoche volví a soñar contigo; pero no contigo, sino con tu cuerpo. Dormías sobre la tierra sabiendo que adentro estaba tu corazón. Yo excavaba y lo mordía, aún sosteniéndolo entre las manos y lo veía latir, como si mis dientes fueran capaces de devolverte la vida.

Entonces te acariciaba, sorprendida ante la ausencia de esa ánfora putrefacta que dicen que asalta a los cuerpos para evitar la embriaguez del amor. Y me hundía tocándote el alma.

No sabes lo que es desear lamerte la médula para que te quedes aquí, y no buscarte en sueños ni en cantos de pájaros. Tocarte. Abrirte el cuerpo. Introducirme en él para retenerte a ti y a mí, porque en tu falta me devuelves la que yo era, y esa soledad que nos demolía los párpados.

Por segunda o tercera vez, la Ximena me dice que te echa de menos y los brazos se me cubren de un pelo blanco.

Cuando veo caballos y gestos dorados pienso en las maneras de evocarte sin que duela, y sin que ese dolor suene a lugar común. En este reino de animales mansos, mi madre me entrega un libro de Kafka; el único tesoro literario que dice tener. Es un volumen de obras completas empastado en cuero rojo, con letras también doradas.

Yo la miro y pienso que sus muertes constituyen una promesa épica que excede todo lo que se pueda llegar a escribir.

A veces pienso que ni ella ni tú dimensionaron la fuerza con que me tildaron la vida; porque la biografía, Ros, es una herida imposible de describir con palabras.

El otro día sentí la necesidad de sacarte de las entrañas de la tierra para evocarte en un último registro fotográfico, pero mi madre me dijo que no, porque finalmente no se sabe lo que se busca cuando aparecen los huesos de los muertos.

Entonces te dejé dormir tranquila, para volver a soñar contigo y -en lo posible- acariciarte con el filo de mis palabras.