miércoles, 29 de septiembre de 2010


Mis escritos trataban sobre ti, lo único que hacía en ellos era llorar lo que no podía llorar en tu pecho. Era un adiós intencionadamente retardado, que, pese a haberlo forzado tú, se encaminaba en la dirección determinada por mí.

Kafka.

martes, 28 de septiembre de 2010

Compleja, Perpleja


Beneficencia











El puntillismo
de mi hebra.

Trauma


Si me tocas el motivo de la paráfrasis
ábreme un bosquejo de animal lechoso
ahí donde me comienza el vello.



Padre, no te rías de mi pobre corazón

Paria


El clandestinaje de mis marcas
La aceleración en la conquista de los cuerpos
Me tendieron una trampa hacia la indecencia.

Entonces el vello púbico me creció
como parte de tu lamento
y me dijiste que no valía la pena
llorar por la imposibilidad de lo heroico.

Yo me cosí todos tus nombres en los labios
y huí para no perderte
en esta frontera que se me difuminaba sobre los párpados.

Por eso ahora
mi boca está congelada.
Ya no sé de banderas ni escudos ni himnos nacionales
porque esto que me sucede en el cuerpo
surgió como preámbulo a tus iniciaciones macabras.

De tanto decirte
De tanto esconderme en la carne de tu rechazo
abrí la boca y expulsé el feto.
No era para ti ese colgajo de tripas
sino para los vándalos que acababan de apuñalarme.
Esos hijos tuyos bebieron de mí
todo lo que estaba dispuesto para tu mesa.

Por eso
aún en la víspera me atrevo a pedirte
que me dejes entrar
en la hebra puntiaguda
que te sobresale del nombre
y rogarte que me abras un espacio entre las piernas
encerrarme en tu cordillera
y escribir inmersa
en la arrogancia de tu imposible.


Que nunca te bastó
una lengua
en las entrañas.

lunes, 13 de septiembre de 2010

Oceanografía


Chuparte la piel
surcando la mitología perversa
que luego vuelco en estas páginas
para ver si de ese modo
mi saliva vuelve
a adherirte a mi matriz.

Leve


La marca de tu ceniza
y el símbolo cristalino de tu lubricación
me abren una fosa
en este humedal sacralizado.


Mi agua
para tus invocaciones
de cáscara.

Ectopia


La contracción de tu nombre
me resquebraja el útero.

Puedo morirme entera
con la certeza
de que en tus entrañas
jamás podré dar a luz.

Ovulada


Bailar con tu agua
Bosquejar mi pudor
en la punta
de tus yemas.

Al oeste de tus vértebras





Mis constelaciones espectrales.

Hierofanía


Dejarte madrugar por mis puentes de agua

Estuve plegando barquitos de papel
para jugar a arrugar la carne de tus orillas

Entonces me dejaste mirar
por ese ojo que se te abre entre las piernas
y conocí tu dominio de náufraga

Quizás por eso serás la única niña de mi vida.

Secesionismo





Me visto de seda
para arder en la juntura
de tus pastos invernales.

Musgo


Tu claustrofobia
El ansia salada de tus pastos

Esos pedacitos de intransigencia nocturna
que te nacen de la boca
para llenarte los labios de ovillos verdes
me vuelven una molusca rosada

En mi tibior conjuro
una especie de célula
abstracta, resbalosa
que en su maravilla contiene
lo que está por suceder.

lunes, 6 de septiembre de 2010

Saber


Que todo te sobra
porque te duele.

...


Los perros
el chocolate
el hielo
las hebras
el té
el queer
la sangre
las agujas
(tu lengua)
la nieve
los textos
los realities.

todo es absolutamente hermoso y absurdo a la vez.

domingo, 5 de septiembre de 2010

Fluvial


Que me abraces Que despertemos Que tu lengua Que mis dientes Que tu pelo Que mi cuello Que los aromas Que los hallazgos Que la abertura

(Pensé que estabas menstruando y encendí un fósforo para mecerte)

Que tu cosmos Que mi agujero Que las horas Que la tentación Que los hombres solos Que los anfibios Que el hambre Que las frutas Que las escaleras Que Frida Que los nombres Que los bordes Que la ingle Que el placebo Que los símbolos de fascinación astral.

Agradezco las formas en que la orfandad complementa tu mordida. Como una bestia de las noches laceradas. Después de la batalla vienes a coserme la virginidad. Yo no supe de este abismo pero las palabras me condujeron a tu orilla. Entonces mordí tu pezón y asomaron cuatro gotitas de leche. En ti se congregan todas las mujeres de mi biografía. Tu ropa se convirtió en una catástrofe bajo la cama. Yo accedí al verbo después de regalarte mi primera habla. Entonces me dijiste que carecías de sentido común y que tus acercamientos eran simples y salvajes.

Estoy buscando
las mejores palabras
para raspar tus labios
de pez en femenino.

El sí de las niñas


Mi niña me dice que sí. Que el apellido de su padre se le mete por el cuerpo y le pide que me roce como si me fuera a coser los párpados. La manía de recostarse sobre sí misma es una mala costumbre adquirida desde la ausencia. Yo no tengo nada más que un par de hipérboles mal dichos, y en eso su padre y yo coincidimos desde el día de su nacimiento. Ella me dice que el nombre es un malestar en la forma de azucarar los cuerpos y mis papilas se resienten ante la amargura de su orfandad.

Mi niña me dice que sí. Que el apellido de su padre es una costra salada y me permite lengüetear su carencia de vello. El raspaje es un verbo inútil para todo intento desafortunado. Por mi parte le digo que el miedo descansa al margen del lagrimal y que en sus entrañas el mundo estruja una odisea de silencios.

Sólo cuando viene a mí se enciende un agujero y ya ni el nombre ni el padre ni la textura son capaces de lubricar las pestañas de su improbable.

Estos meses para una plegaria


Mientras crece la maleza
sus habitantes observan por la ventana
sin decir ni escribir nada.

La técnica consiste
en querer decir
que la lluvia
la niebla
los espinos

Y sin embargo
quedar mirando
como quien saca una aguja
o enhebra un ojo
en mitad del paisaje.
La única misión del amor es exponernos a la herida y luego desaparecer. No es algo que pueda cumplirse y alcanzar su plenitud. El amor es un elemento catastrófico.

Rosario Castellanos.