viernes, 8 de mayo de 2009

Hibridez estacionaria


Voy a buscarte.
En mi barrio, las calles anochecen antes de tiempo.
(Ya conoces mi abundancia de sueño
y la recurrencia con que la bruma me toca los párpados).
Mayo nos sorprende con cuchillos de luz horizontalizados sobre los cuerpos.
En mayo las calles anochecen antes de tiempo.
Invisible, un puma me muestra los dientes. El rictus facial le enciende la pupila.
Se me eriza la piel de la espalda; pienso en Jackson Pollock y en la bestialidad de la quijada.
Su rugido ensordece los movimientos de mis calles.
Apuro el paso. Aceza en mis pantorrillas.
Una voz femenina me respira en el oído: "No tengas miedo. Está aquí para protegerte. El corazón se fragilizará..."
El felino conviene en acariciarme las piernas contorsionando el lomo.
Puedo verme en sus marcas de celo.
No sé si ronronea, pero se viste de noche para cuidarme las espaldas.
Está entrenado para caminar marcha atrás como si avanzara.
Observa a los transeúntes y los amenaza.
Algo en el aire nos guarda la distancia.
Soy a su lado una evidencia inalterable.
El día claramente nos abre sus compuertas.

__________________________________________________

* Ésta es parte de una visión que tuve; no sé si como delirio onírico o certera premonición. Sucedió tal como lo cuento. Caminaba por la calle, de noche. De pronto, la cabeza del puma y la voz: "No tengas miedo. El corazón se fragilizará". Luego, el animal a mi costado. Los transeúntes a años luz. El rugido de la bestia nos hacía invencibles.

No hay comentarios: