sábado, 5 de septiembre de 2009

Balbucea

Los niños gritan escandalizados
delirio en la mixtura de sus cuerpos
tan famélicos nocturnos disociados
afilados como los hocicos de los perros.

Los niños vociferan
que desean ladrar
y caminar a horcajadas sobre el primer exilio.

Esta levedad
los hace vulnerables
ante los terrores nocturnos
y las madres les gritan que no,
que basta, que bueno
tirándoles el pelo
antes de jugar.

No hay comentarios: