martes, 17 de marzo de 2009

XVIII. La Luna

En mi sueño, subía Machu Picchu
con un vestido muy leve.

Había sol y corría un viento hermoso.

Yo llevaba un género rectangular entre las piernas.
Era rojo, y se alargaba varios metros más atrás;
de modo que acariciaba los peldaños
a medida que avanzaba(mos).

Llegando a lo más alto
extendía los brazos.
El viento agitaba mi pelo
y comenzaba a ejercer aún más presión
en el género rojo que salía entre mis piernas.

Entonces yo sonreía
sabiendo que este hijo
jamás iba a nacer.

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