viernes, 20 de marzo de 2009

Equinoccio

Entonces
comemos hojas
comemos larvas
masticamos la niebla matutina
que anuncia pavores nocturnos

-Equinoccio-

Sonreímos de gracia
y tú me miras

Mi pupila no alcanza a descifrar
qué es lo que esconde
esa hoja crocante que te llevas a la boca

Si masticas mis labios
envuelvo tu lengua
en la humedad de mi crisálida

(Nosotros no hablamos
de alas de mariposas)

1 comentario:

La paciente nº 24 dijo...

Hablamos de espejos, como costuras del aire. Más allá de lo preciso, del otro lado. Crisálidas que salen del tiempo como de algún sitio. Si la angustia tuviera complejos seríamos felices; irreales.