viernes, 13 de marzo de 2009

Ocio

(Yo vine a escribir aquí)
Aunque echo de menos el cabellito de gato
Antes lo pensaba como un crin de caballo
(en mi país, las artesanas moldean alitas de mariposas; pelos que tiñen con raíces de árboles)
No sabes lo magnífico que es
pensar en toda esa historia femenina encima

La urdiembre ajena nos surce la piel
justificando, a veces el sin sentido
y ya no somos más que un nacimiento amarillo
tenuemente dispuesto a un nuevo latir

Si la vida está llena de lugares comunes
quizás valga la pena sobreadjetivarla
(amo cuando te ponés barroca)

Entonces, las derivaciones de mi justificación
reposan en la manera del lector
de abrirse un espacio entre mis vocales
como esas luces prendiendo y apagando sueños silentes;
mujeres de sombrero.

Anoche yo estaba viajando
por campos de trigo que se encienden con el sol
(A veces nuestras huellas se sonrojan)

Yo vi pasar tres veces estrellas
como campos minados
de nuestros anteriores obituarios

Hay en el cielo un no sé qué
repitiendo dos consonantes y dos vocales
y este espacio me lo atribuyo
como si realmente pudiera latirme
el cuestionamiento sobre las formas.

Y si la lluvia fuera de caramelo
me encantaría
poder estar ahí

(Eso cantan las hembras voces
cuando sus niños no pueden dormir)

Hay mensajes cifrados
el resto, gratuitos silencios
que cubren la noche
como boca de lobo.

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